21 y mundos.

Ya varias personas me han dicho que mis escritos están un tanto crípticos últimamente, así que explico un poco. Esto que escribí salió de los dos dibujos de más arriba: Son C y M respectivamente. A C la dibujé hace varios años ya, a M hace algunos meses. C es el sol y M las alturas. C nació en Valparaíso, frente al mar. M en Sewell, en la cordillera. Mi cuento es sobre estas dos personas, sobre su encuentro y sobre la idea que tenía cuando dibujé a estos dos amigos, a estos dos mundos.

Para C y M

Primero fue el sol. Esos rayos que esbozan un saludo al amanecer, que brillan con todo su esplendor al mediodía y se despiden majestuosos hundiéndose en el mar, eso al menos en el extremo donde vive mi amiga maga, mi amiga sol. Es que ella habita literalmente como esa gran estrella.

Hace un par de años, cuando vivía en la que una vez declaré “mi cuidad”, me senté y esparcí por la mesa de madera mis lápices de colores. Debía abocarme a la enorme tarea de dibujar un mundo para El Sol. Ella me lo había pedido, y sí, no se sorprendan, es un sol ella, como en los cuentos de los hermanos Grimm o como en las Mil y una noches. Después de varios atardeceres el mundo se creó. Hubo que dormirlo por unos días para emprender la travesía de océanos, días durante los cuales el mundo se sumió en una tristeza nunca vista. Finalmente, una mañana de primavera la tierra vio luz. Cuentan que el Sol deslumbrado ante su mundo, dejó caer varias lágrimas que luego se convirtieron en cinco flores inmortales.

Más tarde vinieron las alturas, esas por donde el sol se asoma orientando cumbres y nieves fosilizadas en la memoria de un niño eterno. Un mundo que observa el mundo con ansias, una mirada de visos indefinibles, como la impresión de esos lagos del sur que refulgen con la luz, según el Sol.

Hace unos meses busqué mis mundos en un mapa y nos los encontré. Preocupada por tamaña omisión los tomé y los llevé a un lugar donde me dijeron podían darles coordenadas. Feliz volví con mis mundos enmarcados. Pero algo sucedió al querer colgarlos juntos. El mundo de las alturas se negó a las coordenadas del sol y se exilió de ella. Cuentan aquellos que han visitado ese mundo errante, que minutos antes del amanecer se desvela y a escondidas, maravillado, observa al sol salir.

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Dibujos: Polaf
Escucho: Los Jaivas. Run Run