41 y 18.
El retorno al lugar es el recurso de aquel que frecuenta los no lugares (y que sueña, por ejemplo, con una residencia arraigada en las profundidades del terruño). Lugares y no lugares se oponen (o se atraen) como las palabras y los conceptos que permiten describirlas.
MARC AUGE, Los no lugares. Espacios del anonimato.
Esperando conexiones en un aeropuerto de la Florida. Llegando de madrugada después de un vuelo demasiado corto, apagón incluido en el aeropuerto de Managua y un guardia de seguridad, que pese a la completa oscuridad, insistía en tratar de leer mi nombre en el pasaporte. Maratón de aeropuerto y esa tediosa espera en el horizonte. Planifiqué una ida a la playa, pero se aguó. Ante el imprevisto, no me quedó otra que poner piloto automático y lanzarme a la búsqueda de un lugar donde echarme a dormir. Después de retirar mi maleta y cuando daban las 5:30 am, divisé a los lejos unos sillones sin brazos -detalle no menor si tu fin es estirarte-. Agarré firme mi "equipaje" y apresuré el paso. Pese a mi decisión, el desenfado del gringo que dormía a pata suelta moderó mi impulso e incitó ese inoportuno “temor al ridículo” tan chileno. No me duró mucho, el sueño pudo más que el recato; poco después de media hora me encontré improvisando una almohada, enrollándome en una frazada y durmiendo hasta el mediodía, momento en el cual, una voz amable pero insistente me alertó que mi celular estaba obstaculizando el paso. El pasillo que hace unas horas tan sólo emitía el eco de las cintas de equipaje, alojaba ahora una variedad de entonaciones, acentos y una odiosa e intermitente grabación por alto parlantes: “We are in orange alert....”
Ya pasé seguridad, me saqué las zapatillas y me las puse de vuelta. Busqué un enchufe donde conectar mi laptop y escribir este aburrido post sobre este interminable 18. Polaf y los aeropuertos...es que nadie puede pasar un 18 en un aeropuerto, pero bueh, hay fechas peores.
Brinden, coman y bailen por mí. Yo mañana me doy la revancha. Compraré unas empandas, abriré una botella de vino e invitaré a mi amigo L. Seguro me hará reír con sus extrañas referencias a Chile vía Uzbekistan de los 70. Al final, como decía hace algunos años, de eso se trata; de dejar las presiones de la memoria y vivir el 18 que te toca.
El maldito sol se digno a salir. Too late, ya anuncian mi vuelo.
PD: De vuelta en Washington. Tanto que contar sobre mi visita, vuelta, viaje a Chile. Para el próximo post.
Escucho: Los tres. He barrido el Sol.
8 comentarios:
definitivamente vives en los aeropuertos....
Polaf...fue bueno verte despues de tanto tiempo!, demasiada risa me dejo como el Guason...que te vaya bien y disfrutes las croqueras...abrazo
Esperando el racconto. La despedida fue de lo más freak, como si se hubiese olvidado algo. Ni te cuento como llegué esa noche, más doblado que un wantan...
Bueno. Tengo definitivamente menos experiencias con aeropuertos, pero me encantan. Tienen algo romántico; como las estaciones de trenes de antes.
Un beso desde Chile.
si de todas maneras :) :) :)
un gusto conocerte!
Hay... Polaf, solo a ti te pueden pasar esas cosas.
Besos.
Mene
"He barrido el sol de este lugar
abrasé el calor del basural que brillaba tras de mí
no sé si fue tan así..."
Esta es una canción de Chhhiliiiito.
Cacho que si yo estuviera en el extranjero, quisiera escuchar este mismo tema; y pensaría que lo estoy bailando con la gente que quiero de mi país... los de ayer y los de ahora!
Salúdame al Tío Sam y Paris Hilton... no sé po, si la cachai por ahí... no cae bien esa rucia!
había dejado un comentario que ya no está...sobre aeropuertos... ¿es posible que se haya quedado en tránsito?
Publicar un comentario